Estamos ante un cultivo que puede resultar altamente rentable, pero que necesita una fuerte inversión y es muy exigente en mano de obra, sobre todo durante la recolección. Además, el arándano es una planta que sólo se adapta a determinados tipos de suelo, escasos en la provincia de Burgos, y que por tanto sólo es posible en zonas muy determinadas. Dados estos condicionantes, es un cultivo que probablemente pueda implantarse con éxito en pequeñas explotaciones, aprovechando determinados suelos no aptos para otros usos, compitiendo en el mercado en fresco de proximidad y/o de cultivo ecológico. Por supuesto, también existe la posibilidad de implantarlo en grandes extensiones, pero el nivel de inversión necesario sería completamente diferente dada la necesidad imperiosa de mecanizar determinadas labores, sobre todo la recolección.
No hay que olvidar tampoco que cultivar arándanos también implica un cierto nivel de inversión en equipos post-cosecha, fundamentalmente instalaciones de frío, imprescindibles si se desea almacenar el producto algunos días antes de su venta.
Por otra parte, pese a tratarse de un cultivo arbóreo, entra en producción en un plazo relativamente corto y además las plantaciones duran muchos años. Siempre, claro está, que se cumplan las condiciones agroecológicas para ello.