El arándano (Vaccinium sp.) es un frutal perteneciente al género Vaccinium, de la familia de las Ericáceas. Las especies de mayor interés comercial son Vaccinium corymbosum L. (arándano alto) y el Vaccinium ashei (arándano ojo de conejo).

Los arándanos son un grupo de plantas arbustivas de tamaño mediano y hojas caducifolias, dependiendo de la especie alcanzan alturas que van desde unos pocos centímetros hasta varios metros, sus hojas son simples y caedizas su forma varia de ovalada a lanceolada, se distribuyen en forma alterna a lo largo de la ramilla, los estomas están ubicados exclusivamente en el envés de las hojas en densidades de hasta 300 por mm cuadrado.

El sistema radicular es superficial, fibroso y de poca extensión no cuenta con pelos radiculares de modo que son las raíces jóvenes las que efectúan principalmente la labor de absorción.

Las flores son pequeñas, de color blanco o blanco-rosado y se disponen en racimos.

Sus frutos, conocidos como arándanos, son falsas bayas, redondeadas, de color negro-azulado, tienen un tamaño que en ciertas variedades pueden alcanzar los 21 mm de diámetro y están cubiertas por un polvillo ceroso. Son muy apreciados por sus características nutricionales y es considerado como un alimento “sano y natural”, posee niveles muy bajos de sodio, colesterol y calorías, es rica en fibras y está libre de grasas.

Durante el periodo de otoño-invierno se realizará la plantación sobre terreno ya laboreado.

La distancia entre sí será de 3 metros y entre 1.2 y 1.5 metros entre plantas. La densidad de plantación será de 2000-2500 plantas/hectárea.

Se aplicará una cobertura plástica para los primeros años de desarrollo y después se cubrirá con corteza de pino para mantener la humedad del suelo.

El agua de riego debe ser de buena calidad sin presentar salinidad ni exceso de calcio, boro o cloro.

Para evitar la competencia hídrica y nutricional se deben eliminar las malas hierbas con herbicidas sistémicos o de contacto, o de forma mecánica, teniendo en cuenta que el sistema radicular del arándano es superficial.

Para la recolección será necesario el empleo de mano de obra especializada ya que se realiza de forma manual para el posterior envasado y embalaje.

Esta práctica se realiza de forma selectiva según los índices de madurez del fruto, que son el color y el tamaño, e implica que se realicen hasta 8 recolecciones por planta.

La recolección mecanizada se emplea cuando el fruto se destina a la industria.

El almacenamiento tendrá lugar en cámara frigorífica para el arándano fresco, que puede llegar a alcanzar una vida útil entre 14 y 28 días con una temperatura entre -0.6 y 0ºC y humedad relativa del 95%.

REQUISITOS ESPECIALES

El requisito más importante es disponer de terrenos adecuados, prestando atención sobre todo al pH del suelo: el arándano sólo prospera en suelos ácidos. Hay que reflexionar también acerca de las variedades con las que se va a trabajar, teniendo en cuenta sus necesidades en horas frío y la época de maduración. En la elección de la variedad también hay que considerar el destino previsto de la producción (mercado en fresco o industria), el tipo de recolección (manual o mecanizada), etc.

Es un cultivo exigente en materia orgánica, por lo que habrá que tener acceso a aportes de estiércol, sobre todo en suelos relativamente pobres en este sentido.

Cuando se trate de plantaciones grandes (ya por encima de media hectárea), habrá que disponer de maquinaria adecuada para las labores de cultivo y recolección. Esto es algo que también hay que tener en cuenta a la hora de elegir el marco de plantación.

En situaciones suficientemente frescas, el arándano podría cultivarse en secano, en cuyo caso se hace imprescindible un acolchado, que puede ser orgánico o sintético. El acolchado es siempre recomendable, en cualquier caso, ya que previene las malas hierbas y permite mantener la humedad del suelo.

También es importante controlar la calidad del agua de riego que se emplee, ya que el arándano no tolera bien la salinidad, ni los excesos de calcio, boro o cloro. El sistema de riego que se instale será preferentemente localizado, ya que permite una mayor frecuencia de aplicación del agua.

El arándano no es especialmente exigente en elementos fertilizantes, como corresponde a una planta propia de suelos ácidos, que por su propia naturaleza presentan niveles bajos de nutrientes.

Otra cosa a tener en cuenta es que la plena producción en arándano no se alcanza hasta pasados 6-7 años desde la plantación. Es un plazo relativamente corto, si se compara con otros frutales, y además, a partir del 2º o 3er año ya se pueden conseguir producciones por encima de 1 t/ha.

El tipo de maduración en arándano permite cierta flexibilidad en la planificación de la recolección: dependiendo de la precocidad de las variedades empleadas, la recolección puede extenderse desde junio hasta septiembre, para las más apropiadas a nuestras condiciones. Además, la maduración es gradual, de modo que se deberán hacer varias pasadas, sobre todo cuando el destino sea el mercado en fresco, en cuyo caso la recolección deberá ser manual. Esto es algo a tener en cuenta ya que exigirá disponer de mano de obra.

Otro requisito importante, sobre todo cuando el destino sea el mercado en fresco, es la necesidad de un sistema de un tratamiento post-cosecha para este cultivo, ya que los frutos se deterioran con rapidez a temperatura ambiente. Así que, en caso de que la venta no se produzca inmediatamente, habrá que disponer de un sistema de conservación adecuado, bien por refrigeración (lo más frecuente), congelación, atmósfera modificada, etc. Es muy conveniente realizar un preenfriamiento rápido de los frutos lo antes posible tras la cosecha, por ejemplo mediante un sistema de aire forzado.

PRINCIPALES LABORES

Siempre que se emprende la plantación de una especie frutal es importante analizar el suelo que la va a albergar, algo que en el caso del arándano es imprescindible. Ya se ha dicho que el arándano sólo prospera en suelos ácidos, y quizá en algunos casos sea necesario llevar a cabo alguna enmienda, por ejemplo un azufrado para ajustar el pH. Si el contenido en materia orgánica es pobre, inferior al 2%, va a ser necesario un aporte de entre 30 y 60 t/ha de estiércol.

La preparación del terreno propiamente dicha incluirá una labor profunda y cruzada de subsolado, seguida de una labor de arada mediante vertedera o disco. Antes de la plantación se dará un pase de fresa o rotovátor, que dejará la superficie del suelo limpia y desmenuzada, preparada para albergar las plantas. Estas labores preparatorias deberán hacerse con la suficiente antelación antes de la plantación, sobre todo en caso de que se aplique alguna enmienda correctora ya que se debe dejar el tiempo suficiente para que éstas hagan su efecto en el suelo.

El marco de plantación dependerá de si el cultivo va a ser mecanizado o no; en el primer caso habrá que dejar un ancho de las calles mínimo de 3 metros, para permitir el paso de la maquinaria. La distancia entre plantas puede variar entre 0,5 y 1 m, en función de la densidad de plantas que se desee; una densidad de unas 4.000 plantas/ha se consigue con un marco de plantación de 3×0,8 m, pero se puede llegar hasta las 6.000 plantas/ha con marcos más ajustados; una plantación más densa permite una entrada en producción precoz, pero pasados unos años habrá que realizar una entresaca de plantas, de modo que el marco final sea aproximadamente de 3×1,5 m, es decir, entre 2.000 y 2.500 plantas adultas/ha.

La plantación se hace habitualmente con plantas con cepellón de 1 año de edad, no siendo aconsejable plantar a raíz desnuda en el caso del arándano debido a la sensibilidad de su sistema radicular. Una buena época para realizar la plantación es el final del otoño, aunque esto es menos importante si ya se tiene el riego instalado.

Para el control de malas hierbas se puede mantener un acolchado orgánico o mediante malla anti-hierba, de 1 metro de ancho; el mantenimiento del suelo en el resto de la calle se puede hacer mediante enyerbado y siega, si el clima es suficientemente húmedo, aunque también se puede hacer mediante laboreo superficial y/o aplicación de herbicidas (en este caso teniendo mucha precaución de no afectar a las plantas).

La aplicación de riegos dependerá de las condiciones climáticas, pero hay que tener presente que el arándano es sensible a la sequía estival; los primeros 15 a 20 cm del suelo deben mantenerse con un buen estado de humedad. Entre los meses de junio y septiembre puede ser suficiente la aplicación de unos 20-25 litros/semana y planta (entre 50-75 m³/ha cada semana, dependiendo de las condiciones), por lo que habrá que tener asegurada la disponibilidad de agua de buena calidad (no salina ni cálcica).

Este cultivo no es muy exigente en elementos nutritivos; la fertilización en todo caso deberá programarse cuidadosamente, teniendo en cuenta la condición de planta acidófila del arándano, sensible a las sales y adaptada a suelos pobres en nutrientes. Un análisis foliar puede revelar determinadas carencias. Si las condiciones del suelo hacen necesaria la aplicación de fertilizantes, es conveniente hacerlo mediante el sistema de riego, o fertirrigación. Es mejor, en cualquier caso, mantener un nivel elevado de materia orgánica en el suelo.

Otra operación imprescindible en este cultivo es la poda; hay que tener en cuenta que el arándano produce sobre madera crecida el año anterior, y también que las ramas de más de 4-5 años ya no producen de manera óptima. La época de reposo invernal es la más adecuada para podar.

El arándano puede ser afectado por diversas plagas y enfermedades, contra los que cabe la aplicación de productos fitosanitarios. En ocasiones, el ataque de pájaros a los frutos puede constituir un grave problema. La utilización de material vegetal certificado, con garantía fitosanitaria, ayuda a prevenir la transmisión de determinados patógenos.

En cuanto a la recolección, si ésta es manual hay que tener en cuenta que se necesita bastante mano de obra ya que las bayas se recogen una a una, con una productividad aproximada de 4-6 kg/persona y hora (mayor cuando el destino es para industria, ya que no se necesita ser tan cuidadoso como para el mercado en fresco). Es decir, que para una producción de 8.000 kg/ha serían necesarias más de 1.200 horas-hombre/ha, lo que hace que sea ésta la operación más costosa para este cultivo. Existe la posibilidad de mecanizar la recolección, pero se trata de equipos cuya inversión sólo se justifica en grandes explotaciones, y además no están bien adaptados para el mercado en fresco.