La camelina es un cultivo interesante, de fácil integración como alternativa en una explotación típica de cereales de invierno en régimen de secano. No tiene requerimientos especiales de maquinaria, ya que para todas las labores, desde la siembra hasta la recolección, se pueden utilizar las mismas máquinas y aperos utilizados para el cereal.

Los costes para este cultivo se pueden ajustar bastante con respecto a los de otros cultivos extensivos. La evolución reciente de los precios pagados al agricultor es positiva para la camelina; sin embargo, hay que tener en cuenta que los rendimientos dependen en gran medida de los suelos empleados y de la meteorología, algo obvio que comparte con el resto de cultivos. Los rendimientos por hectárea tienden a ser inferiores a los de otras oleaginosas cuando las condiciones son óptimas, pero se comporta mejor que otras brasicáceas cuando las precipitaciones son escasas. Se puede decir, por tanto, que estamos ante una alternativa que puede resultar ventajosa en condiciones de secano.