La principal característica diferenciadora del teff, con respecto a los cereales tradicionales, es su mayor requerimiento de agua en determinadas fases, hasta el punto de que, en gran parte de la provincia, su cultivo sólo sería viable en regadío. En su región de origen, en Etiopía, es una planta que se siembra en tierras altas (entre 1700 y 2800 msnm) y que a menudo aprovecha terrenos marginales; ello da cuenta de la capacidad de adaptación del cultivo a diversos ambientes.

Aunque se adapta a las condiciones de clima templado, el teff es una planta C4, como el maíz, y por tanto presenta características tropicales, lo que quiere decir que prospera mejor en ambientes húmedos y con buenas temperaturas. En nuestro país, su siembra tardía en la primavera hace que el cultivo escape a la época de heladas.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, el mapa de aptitud provincial para el teff se ha elaborado en función de los siguientes criterios:

– El cultivo está muy bien adaptado a altitudes que pueden superar los 1500 msnm.

– Una pendiente elevada puede ser inconveniente para la aplicación del riego; se evitan las que superan el 25%.

– Se favorecen las zonas con mayor precipitación, especialmente en primavera y verano.

– Textura del suelo: se priorizan los suelos francos, franco-arenosos o franco-arcillo-arenosos.

– Se evitan los suelos excesivamente arcillosos (contenidos en arcilla por encima del 40%).

– Se excluyen las zonas forestales e improductivas.

El mapa obtenido permite afirmar que el cultivo del teff es posible en prácticamente en todas las zonas cultivables de la provincia de Burgos, siempre que se disponga de regadío o las precipitaciones sean abundantes. Por tanto, desde un punto de vista agroambiental, se trata de un cultivo recomendable en Merindades, Amaya Camino, Bureba, Arlanza, Demanda Pinares y Ribera del Duero.