La producción de uva de mesa consiste básicamente en un sistema particular del cultivo de la vid, diferente del que se utiliza para vinificación. Es importante la elección de las variedades, y en función de ello también se dan diversas adaptaciones a distintos ambientes edafoclimáticos. En España existen determinadas zonas que concentran la mayoría de la producción, en particular el Sur y el Levante, pero ello no quiere decir que el cultivo no sea factible en otras regiones. En este caso, el motivo tiene más que ver con la inversión inicial necesaria y la preparación técnica del agricultor, requisitos elevados si se compara con la producción de uva para transformación.
En zonas vitivinícolas de Burgos, como por ejemplo Ribera del Duero, se cultivan desde antiguo ciertas variedades, como la Albillo, que se han utilizado tradicionalmente como uva de mesa; por tanto, estamos ante un cultivo adaptado, desde el punto de vista edafoclimático, a muchas zonas de la provincia.
El cultivo de uva de mesa se adapta mejor a lugares con una pluviometría no muy alta, ya que hay periodos, como la floración y la maduración, en que un exceso de precipitaciones puede causar problemas. Es preferible poder controlar los aportes hídricos, y ello significa que se hace imprescindible la disponibilidad de riego. La temperatura media anual debe estar entre los 11-18 ºC, y debe haber un buen número de días con temperaturas superiores a los 10 ºC. También es necesario que se supere un cierto número de horas de sol durante el periodo vegetativo; es decir, es conveniente una buena insolación para este cultivo. Algunos episodios de temperaturas extremas pueden ocasionar problemas en momentos puntuales; en particular, las heladas primaverales y los golpes de calor en verano pueden afectar la producción y calidad de los racimos.
A la vid le van bien los suelos franco-arenosos, y es tolerante a niveles altos de caliza activa de salinidad; sin embargo, es sensible a la asfixia radicular.
Se ha llevado a cabo la elaboración de un mapa provincial de aptitud para este cultivo, teniendo en cuenta estos parámetros:
– Se prefiere una orientación sur, pensando en la mejor iluminación posible del cultivo.
– Temperatura media anual entre 11 y 18 ºC; se descartan aquellas zonas en que dicha temperatura esté por debajo de los 9 ºC.
– Días con temperatura media superior a 10 ºC: lo ideal entre 183 y 198 días al año.
– Horas de sol durante el periodo vegetativo: mínimo 1200 (este parámetro se aproxima a partir de la distribución provincial de la radiación solar).
– Precipitación anual total: en la horquilla 350-600 mm.
– Textura del suelo: se priorizan los suelos franco-arenosos y francos.
– Se evitan los suelos arcillosos y/o excesivamente orgánicos.
– Se excluyen las zonas forestales e improductivas.
El mapa de aptitud elaborado permite afirmar que el cultivo de la uva de mesa es posible en prácticamente todas las comarcas de la provincia. Sin embargo, existen algunas que estarían especialmente adaptadas para ello, y en ellas se puede recomendar su implantación; serían las correspondientes a Amaya Camino, Arlanza y Ribera del Duero.